Rostros perdidos y para de contar

Siempre me han llamado la atención las personas que dibujan rostros, no necesariamente un retrato fidedigno de lo que creemos ver, sino que un retrato de lo que andamos buscando, un retrato que proyecte más que un autorretrato.
RE / TRATO y juro que lo hago, es un trato conmigo que hice hace poco, en verdad es más fuerte que eso, en este minuto se acaba de convertir en un pacto. Es un pacto conciente, ya no trabajo con el subconsciente de nadie.
Me inhibe, sin embargo me gusta mirar esos rostros dibujados en cualquier lado y no crean que es un problema de identidad, que trato de buscarme en alguna muralla perdida de Santiago reloaded, no...no es nada de eso.
Es cierto que tiempo atrás me perdí, que tuve que caminar demasiado (y ojo que esa palabra no la ocupo) para poder encontrarme. Lo más raro de todo fue que encontré a mi sombra en un lado gimiendo de miedo, gimiendo porque la había encontrado.
A ese otro yo nunca lo encontré, lo que sucede es que nunca se perdió. El problema acá lo tuvo mi pobre sombra que fue perseguida por otra sombra con tacos digna de ser temida, con una maldita sombra cuya fascinación era manipular.
Pobre sombra! Me costó tanto para que entendiera que ella tenía que caminar conmigo, que no la podía dejar tirada en un rincón, que las cosas en mi cabeza funcionaban de manera diferente.
¿Sombra celosa? Articule esa frase por largo tiempo, y claro! Todo calzaba perfectamente. El dialogo se transformaba en algo personal. Ya no enajenaba palabras, ahora me sentía como una ciencia integradora. Tomé un poquito de ahí, de acá, de allá, revolví y obtuve un resultado
¿Cuál fue ese?

[Al siguiente nivel]

Ahora mi retrato es un dibujo un poco enfermo, tal vez dibujado por un esquizofrénico que cree estar curado pero no lo está. Tal vez por un esquizofrénico no asumido.

[No volveré a decir, no quiero ni pensarlo, debemos resistir.]