Aquel chico disfrutaba con todo lo que a mí me aburría y todo lo que a mí me divertía a él le aburría. Éramos la pareja perfecta: lo que nos hacía seguir juntos era la tolerable e intolerable distancia entre nosotros. Seguíamos viendonos cada día -y cada noche- sin nada resuelto y sin oportunidad de resolverlo. Perfección.
[Tal vez por esa maldita razón ya no puedo con una dosis a la semana]
[Tal vez por esa maldita razón creo que un lapso lingüistico se apodera de mi]
[...y por esa maldita razón creo que las cosas que hacíamos juntos nos entretenían a los dos.]
cambio y fuera
1 comentario:
amigaaaaaaaaa!
no hay caso con ute ah
bueno bueno
te tengo una invitacion
te voy a mandar un menzaje para q lo sepas de inmediates!
jajajaja
amiga te quierooo!
Publicar un comentario